¿Para una contractura, frío o calor? La guía definitiva

Para una contractura, frío o calor
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¿Para una contractura, pongo frío o calor? Es una de las dudas más frecuentes en mi consulta de fisioterapia, y con razón. ¡Ah, la temida contractura muscular! Ese nudo persistente en la espalda, el cuello o los hombros que nos amarga el día. La aplicación de frío (crioterapia) o calor (termoterapia) es un recurso casero muy común, pero saber cuál usar y cuándo es crucial para aliviar el dolor y no empeorar la situación.

En este artículo, como fisioterapeuta, te voy a dar las claves para que sepas exactamente qué opción es la más adecuada para tu contractura. Desglosaremos los efectos de cada uno, cuándo usar uno u otro, y te ofreceré consejos prácticos para aplicar tanto el frío como el calor de forma segura y efectiva. ¡Prepárate para disipar tus dudas y darle a tu músculo el alivio que necesita!

Entendiendo tu contractura muscular

Antes de elegir entre frío o calor, recordemos qué es una contractura muscular. Básicamente, es cuando las fibras de un músculo se quedan tensas y acortadas de forma involuntaria, formando un nudo doloroso y limitando el movimiento. Esto puede ocurrir por estrés, malas posturas, sobreesfuerzo físico, sedentarismo o incluso golpes. El músculo está «en defensa», y necesita ayuda para relajarse.

Frío ¿Cuándo es tu aliado?

El frío es un potente antiinflamatorio y analgésico natural. Sus principales efectos son:

  • Reduce la inflamación: Disminuye el flujo sanguíneo a la zona, lo que ayuda a controlar el proceso inflamatorio y el hinchazón.
  • Alivia el dolor: Ralentiza la velocidad de conducción nerviosa, lo que se traduce en un efecto anestésico local.
  • Disminuye el espasmo muscular: Puede ayudar a reducir la actividad de los nervios que provocan la contracción muscular.

 

¿Cuándo usar FRÍO para una contractura?

La regla de oro es: Frío para la fase AGUDA o si hay INFLAMACIÓN.

  • Recién producida (menos de 24-48 horas): Si tu contractura acaba de aparecer y sientes dolor punzante o una sensación de quemazón. A menudo, después de un golpe o un esfuerzo súbito que ha lesionado algunas fibras musculares.
  • Hay inflamación o hinchazón: Si la zona se ve o se siente hinchada, caliente al tacto o enrojecida. Esto indica un proceso inflamatorio activo.
  • Después de un esfuerzo intenso: Si has entrenado muy fuerte y sientes que el músculo está sobrecargado e inflamado.
  • Junto con otra lesión: Si la contractura acompaña a un esguince, desgarro o cualquier otra lesión donde la inflamación sea prominente.

 

Cómo aplicar FRÍO de forma segura:

  • Envuelve el hielo: Nunca apliques hielo directamente sobre la piel. Usa una toalla fina o un paño.
  • Tiempo limitado: Aplica durante 10-15 minutos como máximo. Retira el frío, espera unos minutos y puedes repetir si es necesario, pero no excedas este tiempo para evitar quemaduras por frío.
  • Tipos de frío: Bolsas de hielo, bolsas de gel frío, compresas frías o incluso un paquete de guisantes congelados.

 

Calor ¿Cuándo es tu mejor opción?

El calor tiene efectos muy diferentes al frío, y es excelente para la relajación y la recuperación. Sus principales efectos son:

  • Relaja los músculos: Aumenta la elasticidad del tejido muscular y reduce la tensión de las fibras.
  • Alivia el dolor: Mejora la circulación sanguínea, lo que ayuda a eliminar los productos de desecho que se acumulan en el músculo contraído y contribuyen al dolor. También tiene un efecto analgésico al «distraer» las señales de dolor.
  • Mejora la circulación: Dilata los vasos sanguíneos, lo que permite que más oxígeno y nutrientes lleguen al músculo, favoreciendo su recuperación.

 

 

¿Cuándo usar CALOR para una contractura?

La regla de oro es: Calor para la fase CRÓNICA, para RELAJAR y para la RIGIDEZ.

  • Contracturas ya establecidas (más de 48 horas): Si la contractura lleva días o semanas contigo, y el dolor es más sordo, constante y hay mucha rigidez.
  • Músculo tenso y rígido: Cuando sientes el músculo «duro como una piedra» y te cuesta moverte con normalidad.
  • Antes de estirar o hacer ejercicio suave: El calor prepara el músculo, lo hace más flexible y menos propenso a lesionarse durante la actividad.
  • Dolor relacionado con el estrés: Si la contractura es fruto de la tensión emocional.
  • Después de un día de actividad normal: Para relajar los músculos antes de dormir o tras una jornada de trabajo.

 

 

Cómo aplicar CALOR de forma segura

  • Envuelve la fuente de calor: Asegúrate de que el calor no esté directamente sobre la piel para evitar quemaduras.
  • Temperatura agradable: Debe ser un calor confortable, no quemar.
  • Tiempo prolongado: Puedes aplicarlo durante 15-20 minutos, o incluso más si es un calor suave como el de una ducha, siempre que sea agradable.
  • Tipos de calor: Almohadillas eléctricas, bolsas de agua caliente, compresas calientes, geles de calor (con precaución si tu piel es sensible), baños o duchas calientes.

¿Qué pasa si no estoy seguro? La regla general

Si no estás seguro de si tu contractura es aguda o crónica, o si hay inflamación, aquí tienes una regla general sencilla:

  • Si la lesión es reciente (primeras 24-48 horas) o hay signos de inflamación (hinchazón, enrojecimiento, calor): Opta por el FRÍO.
  • Si la lesión lleva más tiempo (más de 48 horas), el dolor es sordo, y sientes rigidez o tensión: Opta por el CALOR.

También puedes probar la opción que te resulte más confortable. Tu cuerpo a menudo te dará pistas. Si el dolor empeora con una de las opciones, detente inmediatamente.

Más allá del frío y el calor: ¿Cuándo necesitas a tu fisioterapeuta?

El frío y el calor son excelentes herramientas para el manejo inicial de las contracturas en casa, pero a menudo no son suficientes para resolver el problema de raíz o si la contractura es persistente.

Es momento de visitar a tu fisioterapeuta si:

  • El dolor no mejora después de 2-3 días de aplicar frío/calor y reposo relativo.
  • El dolor es muy intenso o te impide dormir/hacer tus actividades normales.
  • Sientes hormigueo, adormecimiento o debilidad en las extremidades.
  • El dolor se irradia a otras zonas (pierna, brazo, cabeza).
  • Las contracturas son frecuentes o se repiten.
  • No estás seguro de la causa de tu dolor.

 

 

En la consulta, podemos:

  • Diagnosticar con precisión la causa de tu contractura.
  • Aplicar técnicas manuales (masaje descontracturante, técnicas de liberación miofascial).
  • Utilizar técnicas invasivas si es necesario (punción seca, electropunción) para deshacer nudos profundos.
  • Emplear otras herramientas (TENS, diatermia, etc.).
  • Diseñar un programa de ejercicios y estiramientos específicos para fortalecer tus músculos, mejorar tu postura y prevenir futuras contracturas.
  • Darte consejos ergonómicos y posturales para tu día a día.

Escucha a tu cuerpo y actúa con conocimiento

Saber si usar frío o calor para una contractura es una pieza clave en el manejo inicial del dolor muscular. El frío es un potente antiinflamatorio para lo agudo e inflamado, mientras que el calor es un gran relajante para las tensiones crónicas y la rigidez.

Sin embargo, estas son solo herramientas de primera línea. Si el dolor persiste, te limita o es recurrente, tu cuerpo te está pidiendo algo más. No ignores esas señales. La experiencia y el conocimiento de un fisioterapeuta son esenciales para un diagnóstico preciso, un tratamiento eficaz y, lo que es más importante, para ayudarte a entender la raíz del problema y prevenir futuras molestias.

¡Dale a tus músculos el cuidado que merecen y recupera tu libertad de movimiento!

 

 

 

Bibliografía

  • Travell, J. G., & Simons, D. G. (1999). Myofascial Pain and Dysfunction: The Trigger Point Manual. Vol. 1: Upper Half of Body. Lippincott Williams & Wilkins. (Referencia fundamental sobre dolor miofascial y puntos gatillo).
  • Kitchen, S., & Bazin, S. (Eds.). (2014). Clayton’s Electrotherapy: Theory & Practice. Elsevier Health Sciences. (Ofrece una base sólida sobre los efectos fisiológicos del frío y el calor).
  • Knight, K. L., & Draper, D. O. (2012). Therapeutic Modalities: The Art and Science of Electrotherapy, Cryotherapy, Thermotherapy. Lippincott Williams & Wilkins.
  • Cameron, M. H. (2019). Physical Agents in Rehabilitation: From Research to Practice (6th ed.). Elsevier.
  • Colegio Profesional de Fisioterapeutas de tu Comunidad/País: Ofrecen recursos y listados de profesionales cualificados que pueden orientarte.
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    Juan López

    Juan López

    Juan López es un fisioterapeuta con mas de 15 años de experiencia con una amplia formación en terapia manual ortopédica, osteopatía, fisioterapia deportiva. Ha trabajado en el ámbito hospitalario, clubes deportivos y ejerce en su clínica de fisioterapia en Madrid. Sobre el autor - Linked in

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